Ya fuimos, ya vimos, ya regresamos.
Fue uno de esos viajes en que esperas tanto, pues haz leído, te han contado y haz soñado tanto, que difícilmente puedes esperar a bajar del avión para empezar a conocer, aprender y probar cada cosa que crees saber...
Pero no empezó tan bien como esperábamos...
Fue algo así:
Llegamos al aeropuerto, en la hora apropiada, con tiempo para la reglamentaria despedida de los familiares, abrazos, alegría y ese extrañar a todos teniéndolos al lado... Nada fuera de lo natural. Pasamos a la sala de espera, después de tres chequeos de seguridad, donde hasta los zapatos nos hacen quitar para pasarlos por los rayos X y sorpresa, el coche (stroller) de mi hijo resulto ser un pase directo a todas partes... esperamos... esperamos y esperamos... llego por fin el momento de subir a la aeronave, de nuevo el coche de Juan nos da pase de prioridad y entramos, pasaron unos minutos y se nos informo que el chequeo que se le hace a la aeronave arrojo una falla en unos equipos y que están reparándolos, que ya tienen el repuesto y todo va bien... esperamos y esperamos y nos informaron que NO, el avión no se había podido arreglar... Nos pidieron que bajáramos y nos llevaron a un hotel, donde pasamos la noche. Esto empezaba ya mal, pero pues sin decirlo pensamos que si Dios no nos quería en el aire, pues que así fuera... pasamos la noche en ese hotel, cortesía de Air Canadá, sin maletas y claro sin cosas básicas como el cepillo de dientes y el desodorante...
A la mañana siguiente, nos llevaron al aeropuerto, donde por suerte y le estoy muy agradecido, mi suegra y otros familiares, nos esperaba y llevaban hasta cafecito :D Pasamos de nuevo todo ese circo de seguridad y nos sentamos a esperar, no llamaron a abordar y VOILA, rumbo a Canadá.
Cinco (5) horas de mi hijo jugando en una silla, no siendo el único niño en el avión, fue un viaje largo... pero ya estábamos allí! las cinco horas se habían hecho largas, pues el sistema de sonido fallo en nuestras sillas y no pudimos disfrutar de la película, pero todo eso estaba atrás y ya solo quedaba poner pies por primera ves en Canadá!
Un bello aeropuerto, gente amable que indica sin dudar un segundo que debemos hacer y por donde seguir, estaba muy feliz y por lo menos a mi, todo me parecía genial, recogimos el equipaje y pasamos a aduana, donde solo para que las cosas no fueran aburridas, mi pasaporte o mejor mi visa, no pudo ser leída correctamente por el sistema, así que nos enviaron con un agente de inmigración, que después de una corta entrevista y de hablar del proceso migratorio que estamos llevando acabo, nos felicito por el nivel de ingles y nos dijo que ya teníamos la mitad del camino recorrido... quizás fue sarcasmo, pero nos dio una razón para sonreír. Al salir mi cuñada y mi hermano os esperaban, por lo cual no existió ningún tipo de angustia extra, solo llegar donde una amiga que nos daría posada por esa noche unicamente, pues ya teníamos un día de retraso y a la mañana siguiente salíamos en tren a Montreal, otras 5 horas, pero estas fueron muy divertidas, bellos paisajes, una buena oportunidad para recuperar sueño, que mi hijo aprovecho, dándonos un paseo en verdad cómodo y muy tranquilo y dejándome la necesidad de recorrer Canadá algún día en tren...
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